lunes, 12 de septiembre de 2022

Del desorden del decir al decir desordenado

 No extrañéis, dulces amigos, que mi frente esté arrugada[i] pues irrítame sobremanera el coro de tenores huecos que simplifican el mundo pensando conmutativo lo substancial de mi ser.

—Fonseca, dígame usted, si es lo mismo o lo mismo es ¿que esté mi frente arrugada o que mi frente lo esté?

—¡Hum, profesor!, ¿no lo sé?, déjeme usted cavilar…

— Cavile, cavile usted, mientras tanto le diré que antaño se mantenía que leer es lo escrito comprender y que en ello difería del mero deletrear cual prosodia gutural.

— Sería hipérbaton, señor.

— No está mal, ¡o es negligencia retórica o es imprudencia verbal!

                                                                                Urbano Castro

[i] El original de Antonio Machado dice: «No extrañéis, dulces amigos, que esté mi frente arrugada…»


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