¿Cuánto hubiéramos dado para que nuestro
Presidente(1) hubiera leído el
Tractatus de Wittgenstein hasta la última línea? Así sabría que "de lo que
no se puede hablar, mejor es callarse"; o aun, sin saberlo, podría
practicarlo. Silencio, silencio,...
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(1)La comparación entre sus promesas y sus acciones es definitiva, no admite comentario ulterior.
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